En América Economía: ¿Cuál es el futuro de las empresas y los negocios en la nueva realidad?

La forma de relacionarnos cambió para siempre. Y por lo mismo, la interacción de las empresas con sus trabajadores, con sus clientes y con su cadena de stakeholders, también. Entonces, ¿cómo viene la nueva era?, ¿cuál es la dinámica empresarial del futuro? El teletrabajo y la telepresencia llegaron para quedarse, y con ello el desarrollo y ampliación de las posibilidades de inclusión de nuevas tecnologías en las organizaciones.

Equipamiento informático móvil, servicios y consultoría relacionados con la nube, nuevas soluciones integradas conversando con todos los entes de la organización y sus sistemas, innovación y desarrollo de nuevos proyectos digitales, lo que conlleva a digitalizar el máximo de procesos eliminando el papel (empresas paper less). Y para que todo esto funcione, la seguridad de la información y las redes de comunicaciones deben estar a la altura; la gestión remota y en línea se tomará el quehacer empresarial. Son las nuevas directrices que hoy protagonizarán el mundo de los negocios y las empresas, lo que sin duda afecta y modifica el actuar y los formatos laborales vigentes de las personas o colaboradores.

La pregunta es, ¿existe la capacidad de digitalizar Chile? Esta pandemia ha dejado al descubierto lo lejos que estamos y el largo camino por recorrer que nos espera en este gran objetivo. Nuestro país tiene varias tareas que resolver antes de pensar en una digitalización a nivel global.

Sin duda, las empresas privadas ya están en esta transformación digital de procesos hace algunos años, pero a nivel del Estado de Chile estamos muy al debe en estos temas. Las personas siguen haciendo filas para obtener un simple documento o certificado de algunos servicios públicos. Primero, nuestro Estado debe corregir las tremendas diferencias y pobreza de nuestros ciudadanos que dejó al descubierto esta crisis global: en tres meses, la tan mentada clase media está con riesgo de volver a una línea de pobreza.

¿De qué desarrollo nos han estado hablando todos estos años los gobiernos de turno, quienes también aseguran siempre que van a mejorar el acceso a las tecnologías e iluminar las redes en los sectores más vulnerables de la población? Podemos digitalizar todos los procesos de las reparticiones públicas y de las empresas del país, pero sin tecnología, sin redes, sin educación, sin inclusión digital, de nada servirá esa gran inversión. Si es que llega a ocurrir.

Nuestro país tiene varias tareas que resolver antes de pensar en una digitalización a nivel global.

Últimamente la oferta es bastante diversa para clientes de empresa (privados, educación y gobierno), ya que todos tienen variadas necesidades, sobre todo en estos días complejos de mucha contingencia informática y tecnológica, y que va desde soluciones para teletrabajo, salas de video conferencia y directorio, salas de manejo de crisis, licenciamiento de software, desarrollo de software a medida, sistemas de respaldo de energía con UPS y generadores de alta gama, salas de datos, equipamiento computacional de oficina y movilidad, servicios y soporte en terreno, seguridad y gestión de activos informáticos, financiamiento de soluciones TI, etc.

Esta pandemia cambiará la forma de trabajar y hacer negocios. De eso no hay duda. Pero también debemos sacar lecciones como individuos que formamos parte de esta nación y de alguna empresa u organización. Luchar por tener más tiempo para nosotros y la familia, ir menos acelerados por la vida cuidando la salud, iniciar nuestros emprendimientos personales, y aprender a ahorrar para enfrentar estas crisis donde ni el gobierno ni nuestros fondos previsionales están a la altura para apoyarnos con la urgencia necesaria. En este cambio y aprendizaje permanente, las tecnologías pueden colaborar y serán el puente facilitador de la no presencia laboral o de nuestros servicios a distancia y del no desplazamiento continuo de las personas en ciudades saturadas como las principales capitales del mundo, donde Santiago aporta con lo suyo en congestión y contaminación.

Pero también debemos sacar lecciones como individuos que formamos parte de esta nación y de alguna empresa u organización

Con miras hacia el futuro, se hará necesario que los gobiernos revisen sus objetivos de ayuda a los ciudadanos (poco funcionó en esta crisis) y las políticas laborales, donde pueden aparecer serios ajustes en términos de ingresos de las personas, así como en horarios dedicados al trabajo o la empresa. La discusión en Chile de las 40 horas semanales ya podría ser parte de la historia después de esta pandemia. Si se considera al teletrabajo como la nueva normalidad o formato laboral podría resultar una solución mixta sin tanta pérdida de tiempo en el congreso.

Toda crisis trae consigo una revisión a fondo de lo que estamos haciendo, tanto a nivel personal como empresarial. Y si no sacamos lecciones de todo esto, habremos perdido una gran oportunidad de renovarnos, reinventarnos, mejorar, desgrasar la operación, agilizarnos como organización. En fin, despegar y estar más armados para la nueva pandemia o crisis que podría venir a nivel planetario.

Si no sacamos lecciones de todo esto, habremos perdido una gran oportunidad de renovarnos, reinventarnos, mejorar, desgrasar la operación, agilizarnos como organización

El tema del cambio permanente de la humanidad llegó para quedarse. Debemos estar siempre alertas, unidos y preparados. La resiliencia es buena y no me cabe duda de que nos volveremos a parar una vez más, pero la robustez es mejor. Esto último se debe trabajar mucho para conseguir, pero nos permite no vernos tan insignificantes y desvalidos como personas y empresas. Lamentablemente, la foto país que nos quedará postpandemia será una vez más, de mucha resiliencia y tristeza social.

>>Por Patricio Fonseca, CEO de Cynersis | Publicado en América Economía 

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